Ya no es grave no amar , mucho peor es no dejar que nos amen, y encima utilizar esa carencia como pretexto de todo lo que no nos ocurre, o lo que nos ocurre demasiado.
Eso es siempre lo malo de las palabras; son tan capaces de hacer parecer mentiras lo que es verdad en virtud de hacer parecer verdades las mentiras.
Este es el dilema, el misterio, la grieta y el error , porque yo sobre todo, y ante todo, soy palabra, en un planeta donde ya no es valor sino rareza el ser de palabra.
Pero en fin, aún me agrada el reflejo con forma de globito en las pupilas, que veo cada vez que miro a las personas... me siguen no gustando los juicios, ni ajenos, ni propios, sólo no quiero perder las ganas persistentes de poder decir "Te quiero" y hacerlo comprender en toda su amplitud.